
Se abre el aro de palomas cansadas
transitando en la falda de la aurora,
yo por ti, ni media palabra,
la música que adorna a mi futura señora,
tímido por condena de mis genes,
la orquesta de mis inquietudes aprietan
la idea que mis ojos pretenden,
colonizar tus besos, limeña,
sabías que me fui para quedarme,
del vaivén huraño de las decepciones,
ese día cumplía años mi padre,
cuando se contagiaron nuestras razones,
y cada noche perdono a la luna
dejarnos a solas en diferentes camas
con una soledad inoportuna
que ansiedad en la mañana,
para decir “te necesito” digo cielo,
y me embrujo en el caramelo
de tus labios finos de verbena,
con planes de soñar en el mismo techo
y dejar mis frutos en tu lecho
para ser pilares de mil noches buenas.
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