
Embustero del acongojado,
look crístico, cervecero de lactancia,
puñal sin filo del pasado,
lider de clubes de mi infancia;
albañil de procesión de las ideas,
concertista de balcones de madrugada,
cada noche de copas reencarnas esas eras
recordando las mujeres que nos olvidaban;
y los zapatos de tus pestañas
que no se cansan de enmarcar el sueño
de dejar una pilsen en cada ventana
del hotel donde amanecías forastero,
Cartagena, sexo que deshilacho
el dinero,paraíso de quimera,
tu maldición, simpatía de muchacho
tu suerte , te la dejo de tarea,
como quien se vuelve su dueño
en la puerta cerrada del neceser,
mutilando tu aliento pseudoiqueño
en la boca de tu última mujer,
así te recuerdo y maldigo tu buena racha,
y bendigo que me eches tu maldición
de seguir derrapando y creciendo mi panza
por el tufo de alcohol,
amanecer, un sacramento,
que siga cantando Dagoberto
desde tu más indolente inspiración
hijo bastardo de Guevara y del domingo,
descubre el coro de tu muerte en el himno
sintoma del éxito, la diversión...
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