
Mi padre, de uniforme e inspirado
leía sus memorias en la sala,
con el café mal cargado
recordaba lo que no soñaba,
endeudado de mujeres, sin premio,
sin medallas, ni cobija ni argumentos,
ausentado de los lonches en vela
reza cartas que le quitan el sombrero,
mi padre, fue cometa a la deriva,
botón que se cayó del saco,
brindó en arrabales sus bebidas
la arruga honrada del fracaso,
mi padre, marido de mi madre,
sangre que riega mis sentidos
ay de quien haga que se enfade,
sin pisar la calle ya era temido,
mi padre, que aprendía de memoria,
lo que suprimía su historia
balanceándose entre fotos del velador,
a sus veinte años de caído,
no lo alcanza la turba del olvido
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