
Madre
o pájaro del saber que ignora lo que dice
o cobija roída por el calor del verano
o letra indeleble de la compañía;
qué fuerte abrazo das
y tus deudas de miel las pagan
las fotos desabridas de tu memoria
de tus manos sureñas.
Negra esclava
únicamente del amor forastero
que se fue a dormir temprano
y al cantar el gallo desconsiderado
con tus menesteres
y aprendieses el contrato indefinido
que tienes con la duda
y que tu vida también
era mía.
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