
Te regalo esta rosa,
no tiene culpa de mis actos,
no la aprisiones en los jarros
ahogándola con reproches
por haberme querido tanto,
cuidala como a tus manos,
cuidala porque ahora es tuya,
los detalles no esperan agradecimientos
sino borrar el espacio vacío
donde mi nombre se escabulla,
cuéntale como te sientes
y más si te sientes sola,
la noche es una pendiente
para confesar entre dientes
el amor que nos ahoga,
y te dejo una carta cerrada
lo que hagas con ella...
es un inicio.
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