
El clamor de tu abandono, repelús,
es un botón fugitivo en el abrigo,
es calzar con elegancia, ya te digo
el dulce aroma que me brindas tú,
la premier de tu aurora con la mía
cobra entrada a la luz matinal,
dos manantiales que buscan el mar
lo que los dioses del desayuno le quitan,
no me digas tanto, no te atrevas,
a repeler el misterio que descansa en tu memoria,
a malgastar la brisa transitoria
de nuevo besos, historias y grietas,
véndem e el sabor de tu sabiduría,
el color de tu alegría
y los zapatos de nuestras carcajadas,
los sueños que te conté mientras dormías
para comentar fotografías,
y escribir la realidad cual cuento de hadas.
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