Que posada es segura a estas alturas
de los faros más tiernos que arrebatan
lo poco que me queda de cordura
el arribo de tu barco pirata,
y no me escondas el camino que llego
tarde a la cita de verte florecer,
ni los dioses quitan los pies del cielo
que aclaran en los poros de tu piel,
no me hagas caso, si me paso de tonto
con comentarios seudo listos
aprovechar cuando el tiempo es tan poco
sin ver lo que se pierden minutos bizcos,
me muerdo la lengua si el pecado
me seduce a imitar a Badani,
los labios que te bese me han apoderado
el deseo infiel los dejé en el Titanic,
tu nombre, mi trébol de cuatro hojas
el postre que siempre se me antoja,
la curita de sana mis pesadillas,
escapan de los sobres tus cartas
pesadas con palabras atadas
a un amor que hasta Dios lo admira.
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