Despierto y aparece una razón
sin permiso de un insomnio con sueño,
tú barnizas con descaro el corazón
para no cambiarlo de dueño,
no me quejo de tu venganza sútil
que aplasta el soporte de mi sorpresa
del pecado que llevas por belleza
para rendirme con afán ante ti,
mujer morena color de oro crudo,
callejón oscuro entre tus piernas
y el futuro de mi descendencia
que desciende como fruto maduro,
llevando un filo de tu sangre
a la liturgia de verte despertar
y buscan una ofrenda para encontrarte
desnuda en lo que sueña el mar,
con tus pestañas yo decoro
la ventana del amor, e imploro
que me intoxiques bajo mi piel,
sin idioma ni diplomacia
pisamos las flores de la desgracia
y somos más jóvenes que ayer.
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