
Quién te dijo que es muy tarde,
por qué le das importancia al reloj,
en la alfombra se incinera el alarde
del eco seco del desamor,
qué condena pagan los amantes,
por qué pesan esos pétalos ansiosos
que juegan con los destrozos
ordenados, rastros de calmantes,
no me digas que no hablaste
bajo, y dibujaste una primavera
mientras reías, Dios quiera
que decidas quedarte
y compartir conmigo sin apresurarte
caricias caseras,
se pendiente de mi apellido
que lo olvidaré al ser todo tuyo,
de este amor no es culpable Cupido
sino el descuido y la dicha juntos.
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