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miércoles, 6 de octubre de 2010

Mi fortuna


Se dibujan puntos suspensivos
en el tiempo que nos toca,
master de mi deseo, tu boca
que explota el mejor de mis cinco sentidos,

el tiempo es un mito entrometido
que hurga las grietas del corazón
del pasado, preferimos omitirlo,
no nos quejamos ni tú ni yo,

pareciera que fue ayer
la mágica noche que asalté tu almohada
y en el parto de una bocanada
cultivaste las sombras de mi voz,

y confieso haber sucumbido
en la ruinosa capilla de la duda,
marchitando mi fortuna
y complaciendo al enemigo,

qué buen mate de sabores
para saltearnos las excepciones
y desempolvar nuestras vidas del ayer,

cuando disfrutamos nuestros besos poderosos,
con nuestros corazones ojerosos
gozando cada noche una luna de miel.

Indeleble


El miedo que me abraza cuando callas
cuando crees que todo tiene sentido,
nace de mí la intención de adorarla
como sueñan con juguetes los niños,

los dioses que anidan en tus ojos
atizan el fuego de tus sueños,
el invierno usa ropa de otoño
e hipoteca corazones en el suelo,

se deshojan tus pestañas de belleza
golondrina vagabunda, hazme caso,
patrullando descalzo entre las rejas
del mañana, me descuido y resbalo,

no quiero imaginar si me despido
despistándome de tu camino
princesa, retrato de la primavera,

firmo labios con besos indelebles,
y confabulo que se celebren
los veinticuatro meses que nuestra quimera.

Cartas Sin Rima


El primer desamor que me acribilló

se oxidó en la tumba de mi melancolía,

los días engrilletados con la pasión

enlutando mi corazón

me mostraron más de lo que sabía;

el solo de besos de la razón

se pierde en el infinito de su pantomima,

las rosas se tiñen con el colchón

desperdician mañanas sin sol

y escriben cartas sin rimas;

y la mente se vuelve vaga

y la cara se apaga

en una liana colgada

de la rama de la histeria,

convencen los años a recuperarse,

la sabiduría siempre llega tarde

y a limpiar los zapatos para

ganarle pasos a la miseria.

Caricias Caseras


Quién te dijo que es muy tarde,

por qué le das importancia al reloj,

en la alfombra se incinera el alarde

del eco seco del desamor,

qué condena pagan los amantes,

por qué pesan esos pétalos ansiosos

que juegan con los destrozos

ordenados, rastros de calmantes,

no me digas que no hablaste

bajo, y dibujaste una primavera

mientras reías, Dios quiera

que decidas quedarte

y compartir conmigo sin apresurarte

caricias caseras,

se pendiente de mi apellido

que lo olvidaré al ser todo tuyo,

de este amor no es culpable Cupido

sino el descuido y la dicha juntos.

Mujeres


Orate, endeudado,
escribano sin minuta,
multado en el amor
suplica de cicuta,
extraño en mi cabeza,
suspiro sin disimulo,
dañina delicadeza,
anochecer clarioscuro,
lista de agonizante,
cristiano sin vocación,
espía de la ducha,
oídos que no escuchan,
condena del poeta,
escote de fantasía,
premio de policía,
línea roja del destino,
adulto que no fue niño,
torta con la cereza,
piernas que me aderezan...la pasión.

Saramago sin sentido

Ojeras de tortuga que madrugan

en busca de títulos que iniciaban

sorpresa y desarrollo,

bastardo de la censura,

plaga de la cordura

que se contagian con pluma de arroyo,

pavura que se desbordaba

sin dejar espacio al saldo

que le tenías al cristiano redundante;

un libro no bastaba

para mantenerte sano y salvo

en este mundo de ingenuos y atorrantes;

aclamado por tus detractores

que patinan por las barbas de la prensa

y a excomulgarte con honores

ante el Papa saturado de protestas;

te dormiste sin anotarlo

un año tan polémico

que hasta los años bélicos

los pasaste sin notarlo,

alupando tu mirada

en las cansadas gafas de resina

cada verano cambiabas de vecina,

y tus testigos se piraban,

razón de Nobel, tu brillantez,

espada filosa de carroña y talento,

residente en islas de sensatez

con las olas mancas,

en la laguna oscura de la imaginación,

aromas una ventana con ron

perdido de las cartas de madrugada,

y se pide una última promesa

de duplicarse sin delicadeza

e irse durmiendo sin decir nada.

Pobre del escritor


Papel azotado de sueños estropeados

descansando en el lomo de una rústica mesa;

cenizas de tristeza y de dudas

macerando la escoba tísica de años pasados,

bendiciones que se cansaron,

pobre del escritor que piensa a solas

que sufre por amor

que escribe, que sueña, que busca y que tiene un amor…

pobre de sus hijos que no nacerán

porque no hay vientre que inquilíne

en sus aposentos los rastros de una ilusión,

pobre del escritor…

pobre de su madre que se viste de decepción

y vaga por las fuentes de la imaginación,

preguntándose si habrá sol en su amanecer pasada esta noche,

pobre del escritor…

que su perro se hace viejo y sus barbas encanecen

y sus ojos, blanco y negro, como una película muda,

se disipan en la impresión fugaz de la vida.

Pobre del escritor que ama y desenamora

que le sangran los sueños,

que le pesan los labios,

ay mijo, pobre del escritor

que te escribe esta carta.