Confesándome con Claudia

Te confieso, que desde que supe que eres la mujer de mi vida, no puedo dejar de soñar contigo, y es que los demás sueños carecen de la miel de la felicidad que tú me das, no puedo invertir tiempo libre alguno en algo más útil que reunir triunfos para que lo disfrutemos los dos, y es que a medida que crece mi corazón como una bomba de tiempo, me he decidido a contarte este bufet de alegrías y dichas que se sirven en mi vida porque tú estás aquí.

He de confesarte también de que me he vuelto egoísta con el mundo y ofrezco toda mi atención , porque lo bueno y verdadero se conoce sólo una vez en la vida y sólo hay una vida, porque así nos toca a todos mi amor, al despertar me acuerdo de ti luego de despedirme al cerrar los ojos la noche anterior y hago tregua con el calendario para que llegue la fecha en la cual te pueda ver y decirte estas palabras a la cara con el riesgo que compromete la rutina y no te aburras de mí. Te confieso también que mis días en la oficina son rosas mientras cumplo las tareas de mi labor, veo tu fotografía en mi móvil, y nada me anima más que enviarte un mail con mis pensamientos o contándote mi día y consultando el tuyo, y cuando estemos a solas, poder darle masajes al alma tímida y cansada que tienes y poder sembrar la semilla de la pasión y hacer explotar todo el stress que acumulas por el rigor del mundo, mi amor.

Te confieso que estoy enamorado de un modo tan valiente que no me amilana nada que nos toque, únicamente tu ausencia, amor, y es que para amar y acumular el deseo de poder verte feliz, te he otorgado todo lo que poseo, te amo tanto como el misterio que tiene el universo, y este soplo de vida que es como una estrella fugaz me alcanzará para recordártelo los 100 años que nos hemos planteado al alimón.

No tengo nada más que decir…deseas salir conmigo esta noche princesa?

Tu Petrus