Sin Dios y sin Alá

Desde el noveno piso se puede ver

mi sombra serpenteando por la pared

veinticinco años surcando el rostro de mi dni

un cuarto de siglo en mi habitación,

mi primera cana es aún marrón,

no me quedo con las ganas si pienso en ti

como el tiempo es una alfombra

y el hospital un cuartel

nunca me aboné a las normas

ni las resté

soy la gaviota perdida en el pacifico

pero sé volver

Debo ser más serio por madurar

hostias, yo crezco al revés por seguridad

que nadie tome fotos a mi alma sin dejar propina,

la Gioconda es un escudo de orgullo gay

el cristianismo una moda que ya pasó

algunos son mojigatos y otros fuman rutina,

tengo una novia divertida,

inteligente como buena,

mi suegro es la caricatura

de Palito Ortega,

todas las noches que te quedas

son noche buena

Hace falta algún anfitrión

para subir a este apestoso tren

uno que saque la cara por la razón

y otro que se enviude por placer

las pantomimas del destino

me avisaron que se vino

el menor de la tripulación,

yo soy antiagua bendita

me evaporo con la tiza

azul de la moderación

Hay muchos sabios que no tienen de qué hablar

urnas vacías que nadie quiere llenar,

dime si esta poesía no te hace carcajear,

ni Eta, ni sendero, ni facsitas ni Saddam

ocupan titulares por diez años más

todo es para libros de historia que no quiero comprar

este siglo veintiuno es emo y a la vez musulmán

todavía en la tienda enfrascan a la soledad

y si no tomas prisa

se acaban las divisas

de una guerra de windows

snob masivos

mamá porque me dejaste acá...

Si aquí es el más allá, sin Dios y sin Alá

(una burla de todo)