Cuando veo el hechizo temible
de unos ojos cazadores buscando abrigo en tu futuro,
porque tu cuerpo es un fruto maduro
que apetece a la sombra del deseo,
te juro, porque lo creo,
que mi alma arde sumergida en el sudor insoluble
de la saliva de los celos,
cuando la flor perdida del provenir no me dirige la
palabra,
Si me vieras maldecir el verbo que se forma
cuando te preguntan cómo te llamas,
cuando la calma de tus marea se atormenta de curiosidad
y yo, porque me dejo ser,
pierdo la dirección correcta de tu atención,
pesa poco el corazón, cuando el amor no habita,
quema duro el recuerdo cuando se embarga lo querido,
dime si es poco cariño o hablo de más.
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