Decidido, silencio a parte,
boca que calla muerde amargura,
mis palabras moribundas sobran en al tumba
que pena no poder decírselo a nadie,
más hundido que tu desgano en mis genes,
que la pala del asesino en el nombre de su crimen,
paga el desamor con la incomprensión de miles
el vinagre que se fermenta en las sociales redes,
ni descalabro, son sólo quejas abatidas
que en la ruinas de mis alegrías,
venden zapatos caros a mi consorte
estúpido usted, si no hay quien lo note,
y me deja lejos el tren de la oportunidad
y me asfixio con el tiempo libre
cuando tu recuerdo se suprime,
y no respirar por emular elegancia,
tú sabes que no sé, preciosa farsa,
cuando en la calle si te cruzas queda ignorar
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