He decido dejar soñar a la mariposa,
dejar que se sumerga en un destino mejor
donde la palabra no sea su alimento
ni espere a un cobrador de atención de su tiempo,
ni que palidezca con preguntas indeseables,
ni que sepa de memoria la última carta que le dí,
vete contigo mariposa,
que para olvido me tienes por ahí.
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