
Y verás que la calma de tu rostro no conoce perpetuo descanso,
tus sueños no se despiertan, no tienes tiempo de ver el reloj,
y te transformas en el ser que no quisiste
y tu carita se baña con lágrimas,
y te adornas con medallas
y te aplauden en la odisea de tu rutina,
y cuando tu oxigenación ya no te sea útil
sentirás una bocanada de esperanza,
un perfume que te adormece
y sus besos que son tinta derramada en el techo de tu alma
y le saldrán canas al desconsuelo
y se iluminará una mañana en tu boca,
con respirar sentirás el sabor de estar vivo
y la mirarás y podrás dormir tranquilo
y tus sueños despertarán para hacerse verbo,
y ella estará ahí.
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