
Ese beso que se luce en cámara lenta
y agonizan los restos de mi tristeza
en el encanto de una oportunidad,
tus labios son infinitamente míos,
con tu tiempo compartido
múltiplo de la felicidad,
tus ojos que me encharcan en la alegría
endulzando la poesía
de un lazarillo aprendiendo a andar a ciegas,
cómplice de la palabra del mudo
no me opongo pero dudo
que la pasión no te acompañe cuando llegas,
no me amilanes el pecado
con sabor a pasado
por el lamento de no habernos conocido antes del ayer
nazco de distinta manera
por el solsticio que aparece por tu cadera
y ese sabor a dicha en tu amanecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario