Dícese de unos pasos que no tienen sentido
ni llevan calzado en la briosa misión de andar,
como ángeles heridos naufragan en las nubes
y se consuelan la luz redentora del mañana,
dícese de una marioneta que gime de sueños
en la febril caballería de la ansiedad,
más densa que un "hasta luego" y un "he venido"
como piedras bailarinas en el panteón del destino,
dícese de una mujer que duerme sola
a la orilla de una caricia entrometida,
la paz una tormenta sordomuda esquiva
que sabe tomar trenes sin memoria,
que saben darle un beso al enemigo.
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