
Si tus ojos no caducaran en tránsito de uso,
si tus dedos se atreviesen a señalar,
si tu ángel que de alma llevas lo enluto,
si amanecieras una mañana más,
si tu risa atormentara a las tormentas
con jarana, cachina, carapulcra y dulce de higo
si del llanto se sembrara la comedia,
si endulzarás mi nombre con tu apellido,
si la ambulancia de la esperanza no se perdiera,
si diera propina la paciencia de tus oraciones
si el cansancio de tus pasos se escondieran
si perdieran los papeles tus canciones,
si el coma diabetico tuviese punto y seguido,
si la dulce miel de abeja no se apagara,
si zapatearas como te luciste de niño,
si tus retinas abrieran las persianas,
si la vida le jugara una broma a la muerte,
si el vacío no se definiera como el silencio,
si la bruja del destino escribiera la suerte
si tu barba gris creciese de nuevo,
si la ruta de la muerte se desviara
por las faldas de la madrugada
y el pisco fermentara tus secretos,
si tus musas nunca se cansaran
Berha, Cinthia, Indira y Diana
que lujo familia de San Andeco.