
Cuando las cartas salen malas
y van los dioses a lo suyo
cuando la luna es un anuncio de neón
cuando el silencio te acorrala
y te hipotecan el orgullo,
cuando el crepúsculo te pega un bofetón,
cuando las calles se amontonan
cuando los sueños se marchitan
cuando el teléfono se olvida de sonar
cuando las drogas decepcionan
cuando la sangre se encabrita
cuando los bares coleccionan soledad.
Y demasiadas pocas veces se merece
a vida una canción
y demasiadas madrugadas amanece
nublado el corazón
y demasiadas noches paso
durmiendo solo al raso
bajo el reloj de la puerta del sol
con un frío del demonio
preguntándole al otoño
quien le puso ese nombre de estación.
Cuando se afilan las navajas
cuando conspiran los espejos
cuando enloquecen las agujas del reloj
cuando se rompen las barajas
cuando los niños nacen viejos
cuando la carne sabe a carne de cañon
cuando los angeles blasfeman
cuando las cartas llegan tarde
cuando la aurora es una nueva decepción
cuando los besos envenenan
o cuando llueve para mojarte
cuando se pone el sol en la imaginación...
y van los dioses a lo suyo
cuando la luna es un anuncio de neón
cuando el silencio te acorrala
y te hipotecan el orgullo,
cuando el crepúsculo te pega un bofetón,
cuando las calles se amontonan
cuando los sueños se marchitan
cuando el teléfono se olvida de sonar
cuando las drogas decepcionan
cuando la sangre se encabrita
cuando los bares coleccionan soledad.
Y demasiadas pocas veces se merece
a vida una canción
y demasiadas madrugadas amanece
nublado el corazón
y demasiadas noches paso
durmiendo solo al raso
bajo el reloj de la puerta del sol
con un frío del demonio
preguntándole al otoño
quien le puso ese nombre de estación.
Cuando se afilan las navajas
cuando conspiran los espejos
cuando enloquecen las agujas del reloj
cuando se rompen las barajas
cuando los niños nacen viejos
cuando la carne sabe a carne de cañon
cuando los angeles blasfeman
cuando las cartas llegan tarde
cuando la aurora es una nueva decepción
cuando los besos envenenan
o cuando llueve para mojarte
cuando se pone el sol en la imaginación...
1 comentario:
Magnífico poema, un lamento, mejor dicho lamentos. Curioso siempre pesa más el dolor que el amor, este último es más ligero, por qué será.
El otro día me acordé de ti, cuando leyendo a Borges decía aproximadamente que al final todos somos y hablamos de lo que somos el Ulises o el Crucificado. Que cierto, a quién no le han herido el alma o el cuerpo, quién no ha sido desterrado o vive en su propio destierro.....
Muchas veces pienso que somos ciclotímicos, vivimos demasiado influenciados por la naturaleza, la muerte y la vida en doce meses, demasiado rápido, demasiadas veces nos lo recuerda durante toda la vida. El amor, la muerte, la autodestrucción, la resurrección de las cenizas....creo que es un mal aprendizaje si realmente somos una especie superior (lo somos) deberíamos ser más inteligentes y escapar de su influencia.
Creo que me he pasado en este comentario.
Un abrazo
:o)
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